DocumenTic's


Tipologia del docente ante las Tic's
  • El necesitado: siempre necesita material, no tendría suficiente con todo Silicon Valley, todos los medios disponibles son insuficientes y a menudo se pierde entre configuraciones y conexiones.
  • El "manitas": es el caso contrario, se apaña con aquello que tiene y es capaz de sacar petróleo de lo que los demás han desahuciado, nunca pide nada y con él sus alumnos aprenden lo que es la "supervivencia tecnológica". Cuando les llega un equipo nuevo suelen decir "si este me iba como un tiro, lo tenía optimizado..."
  • El que siempre pide horas: toda labor tiene que tener una compensación horaria. Enchufar un proyector o hacer una copia de seguridad tiene que estar reflejado en su horario, aunque perder información le suponga no poder continuar con un ejercicio.
  • El inconsciente: más conocido por "sólo puse las manos aquí y la pantalla se volvió azul". Tiene una capacidad extraordinaria para apretar las teclas que empiezan por "F" cuando se inicia un equipo.
  • El tecnófobo: muestra una alergia tópica al plástico y desarrolla con asiduidad conjuntivitis crónica cuando tiene que hacer la programación o la memoria. El "formato" de un texto es un concepto desconocido para él. Sufre una mutación extraña cuando es capaz de abrir un PDF para ver el resultado del concurso de traslados.
  • El que cree que no es capaz de nada "el isi": Para él, las TIC son eso que siempre falla. Cuando se les muestra algo aplican de manera virtuosa la Ley de Murphy y desmontan cualquier intento de convencerles de que las cosas no tienen por qué no funcionar.
  • El 386: normalmente de edad madura, no para de comentarte el avance que supuso cuando llegó el primer 386 al centro "eso sí que fue una revolución" afirman mientras buscan en Google.
  • El escéptico: "...Es que esto no lo veo para mi materia..." Nada de lo que les propongas le servirá para su materia. Creen que las TIC son para materias como la plástica, la música o las ciencias naturales, pero no para "materias serias" "porque no terminaríamos el currículo".
  • El calculador: hace en hojas de cálculo hasta la lista de necesidades del departamento y se ofrece en los claustros a confeccionar una para cualquier cosa que suponga más de un dato.
  • El daltónico: tiene grandes problemas para visualizar el color rojo que subraya las palabras desconocidas cuando procesa un texto.
  • El cursero: hace suya la frase "el saber no ocupa lugar", excepto en su carpeta de certificaciones, claro. Hace todos los cursos, presenciales u online que se le ponen por delante, pero los acaba con la frase "todo esto está muy bien, pero luego en clase es otra cosa, si tuvieras a mis alumnos..."
  • El figuras: también conocido como "el acróbata". Experto en el uso de transiciones, animaciones y combinaciones estridentes de color, hace un alarde de figuritas con las presentaciones a la menor ocasión. La visión de las mismas en los presentes provocan graves efectos secundarios.
  • El transportista: cuando compró el portátil no leyó el apartado de las especificaciones técnicas referidas al peso del aparato, porque simplemente, no le importa. Carga con él constantemente y le acompaña a todas partes, por lo que tiene que cambiar de funda antes que de ordenador.
  • El flash: no dudará un momento en mostrarte hasta por el pasillo camino del aula el flash que se curró la noche anterior para que los alumnos aprendan la tabla de multiplicar.

 

La vida frente a la pantalla

Cien chicos de 14 años urbanos y otros cien rurales contaron cómo es un día de sus vidas en relación con la comunicación y los medios e Internet. El estudio del Ministerio de Educación muestra el grado “vital” de ese vínculo en los adolescentes.

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Los chicos no pasan un solo día sin usar los medios e Internet. Y atraviesan toda su vida.
“Soy adicto a cada dos minutos revisar si hay algo en el celular. Creo que sin TV moriría y ni hablar sin Internet”, dice Valentino, un chico de 14 años, de una escuela pública del barrio porteño de Palermo. “Los medios me hacen sentir más contento. Pero no están todo el tiempo en mi vida”, aclara Andrés, de la misma edad, que vive en Capayán, un pequeño pueblo rural de menos de dos mil habitantes del sudoeste de Catamarca. Los dos adolescentes van a 2o año del secundario y dieron su testimonio para una investigación cualitativa que llevó adelante el Ministerio de Educación con el objetivo de indagar para qué usan los medios e Internet un día cualquiera, chicos y chicas de la misma edad pero de entornos educativos completamente distintos. El estudio reveló que “para los pibes urbanos los medios y las tecnologías ocupan un lugar ‘fundamental’, ‘vital’ e ‘imprescindible’ y sin ellos sentirían un vacío enorme”, “no sabrían qué hacer” o “se morirían”. Mientras que para los otros jovencitos, de un entorno rural, “son importantes pero no atraviesan sus vidas”, explicó a Página/12 Roxana Morduchowicz, directora del Programa Escuela y Medios. El celular es el medio que más utilizan (todos, en el caso de la escuela porteña, un 85 por ciento, en la del norte argentino). Como dato preocupante, apuntó la especialista, surge que tanto unos como otros usan los pantallas “en soledad”, sin tener cerca a sus padres para poder consultarlos en caso de que se enfrenten a alguna situación de riesgo, sobre todo durante la navegación en Internet o mientras chatean.
Los principales resultados de la investigación fueron ayer dados a conocer por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, y Morduchowicz.
Todos los adolescentes viven en un mundo de pantallas. Los medios gráficos (libros, diarios, revistas) aparecen más relegados.
- No pasan un solo día sin usar los medios e Internet. Y atraviesan todos los aspectos de sus vidas.
- El celular es –en poco tiempo– el medio que más creció en la población adolescente. Se presenta como que en el futuro podría ser pantalla única entre adolescentes.
- El lugar que –según los propios adolescentes– ocupan los medios en sus vidas es –en sus palabras– “vital”, “fundamental”, “imprescindible”.
En el estudio “Un día con los medios e Internet” participó casi un centenar de alumnos y alumnas de una escuela pública de Palermo –cuyos padres son profesionales– y la misma cantidad de estudiantes de un colegio también público de Capayán, a unos 30 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, todos de 14 años. Se les pidió que escribieran un diario personal sobre cómo usaron los medios e Internet el día anterior, es decir, el lunes 19 de abril. El mismo día para los dos grupos.
“Redactaron textos con sus propias palabras, y ahí reside la riqueza de los resultados: que son los propios chicos los que hablan de su relación con los medios e Internet”, destacó Morduchowicz, a cargo del estudio.
Los chicos y las chicas contaron qué sienten cuando usan los medios e Internet. Pero también cómo se imaginan un día sin poder utilizarlos. Además, dieron cuenta de si sus padres estaban presentes o no cuando ellos los usan y pusieron en palabras qué es lo que más valoran. La principal diferencia entre los dos grupos es que los estudiantes urbanos eligen tres pantallas: tele, celular e Internet. “Viven en una cultura visual”, enfatizó Morduchowicz. En cambio, los adolescentes rurales usan dos: tele y celular. La conectividad a Internet en Capayán es muy limitada, aclaró la especialista. En el caso de los porteños, sólo el 10 por ciento manifestó que el día anterior había usado MP3, MP4 y Ipod. Para los chicos de Capayán, fueron tecnologías ausentes en su jornada. Tampoco accedieron a un DVD. Un 20 por ciento de los chicos de Palermo contó que vio una película a través de esa tecnología. Con respecto al uso de libros, en la escuela catamarqueña un 25 por ciento de los estudiantes dijo que había leído, pero textos escolares, y un 30 por ciento en el caso de sus pares de Palermo: entre ellos sólo un 5 por ciento dijo que lo había hecho por placer. En cuanto a los diarios, un 20 por ciento de los chicos porteños y apenas un 5 por ciento de los de Capayán dijeron que los habían leído.
“El celular es muy importante para mí, porque puedo comunicarme con mis amigos donde estén”, describió Silvana, de Capayán. Otros compañeros de escuela dijeron: “Los medios me hacen sentir más contento. Pero no están todo el tiempo en mi vida” (Andrés); “Los medios me entretienen y me comunican. A veces ocupan un lugar importante. Me gusta usar mi celular porque me comunico con todos. Me acuerdo lo contenta que estaba cuando recibí mi primer celular” (Jessica); “Usé la televisión para mirar la novela. Me gusta mucho la tele. Y hablé con mis amigas de la novela” (Débora).
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